Un valeroso padre frustró el secuestro de su hija tras una persecución por las calles del distrito de La Molina.
Poco después de la medianoche, C.F.N. se dirigía a su vivienda de La Molina en su auto moderno, luego de estudiar en su universidad, en Surco. Sin embargo, en el cruce de las avenidas Elías Aparicio y La Molina, en la urbanización La Rinconada Alta, la joven de 20 años fue interceptada por dos autos que la estaban siguiendo.
Tres delincuentes descendieron de los vehículos y consiguieron entrar en su auto y a ella la ubicaron en la parte posterior. Según dijo a sus padres posteriormente, estuvo secuestrada durante una hora y casi a la una de la madrugada los delincuentes le despojaron de su celular para hacer una videollamada.
“Cuando me llamaron, querían plata. Me dijeron que asaltaron a mi hija y la tenían secuestrada”, dijo Mario Fernández Miura, padre de la joven, empresario textil que se dedica a la fabricación y comercialización de prendas para bebés.
(FOTO) Don Mario Fernández recibió apoyo del Serenazgo de La Molina.
Persecución
En pijama y sin dinero en mano, Fernández y su esposa acudieron a la Calle 7, cerca del colegio Newton, donde los habían citado. No obstante, la mujer descendió de la unidad antes de llegar y dio aviso del secuestro a un sereno de la Municipalidad de La Molina que acababa de abastecer con combustible su unidad.El vehículo del Serenazgo se aproximó hasta el lugar donde se encontraba el auto blanco de la joven, pero al ver su presencia los delincuentes emprendieron la huida con la víctima dentro. Según captó una cámara de seguridad, los hampones detuvieron su marcha y dispararon contra el vehículo.
El auto emprendió nuevamente la marcha, cerca de la 1:50 de la madrugada, pero en la cuadra 9 de la Av. Raúl Ferrero fue cerrado y chocado por la camioneta que conducía Fernández Miura, padre de la estudiante.
“Yo lo seguí y lo cerré. Manejé a 200 km/h. No sé si está bien decir si fui valeroso, pero fue el instinto de padre”, contó el empresario.
Tras la colisión, los delincuentes encañonaron al padre y le exigieron dinero. Este, sin embargo, indicó que no tenía nada. Los hampones, al ver que la camioneta del Serenazgo estaba cada vez más cerca, pretendieron darse a la fuga en la camioneta del padre de familia. Para su mala suerte, los neumáticos ya no funcionaban.
En ese momento, el taxista Henry Saavedra se estacionó cerca, pues pensó que se trataba de un accidente. A los pocos segundos fue sorprendido por dos de los ladrones.
“Yo me agaché y me nublé. Luego se acercaron y me obligaron a bajar de mi carro con pistolas. Eran venezolanos, estoy cien por ciento convencido”, contó.
Los dos ladrones fugaron con dirección a Surco y un tercer cómplice enrrumbó al cerro Centinela.
Los dos ladrones fugaron con dirección a Surco y un tercer cómplice enrrumbó al cerro Centinela.