Carlos Manrique Carreño ya está muerto y se lleva a la tumba los nombres de políticos, militares, policías, empresarios y periodistas que cobraron su dinero cuando CLAE estaba intervenido y la gente hacía cola en la calle por su plata.
Carlos Manrique Carreño ya está muerto y se lleva a la tumba los nombres de políticos, militares, policías, empresarios y periodistas que cobraron su dinero cuando CLAE estaba intervenido y la gente hacía cola en la calle por su plata.

Artífice de la mayor estafa financiera al público en el Perú o víctima del gobierno de Alberto y Vladimiro , según como se quiera ver, Carlos Remo Manrique Carreño “Cheverengue” -el fundador del Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial (CLAE)- murió la madrugada de ayer en un nosocomio de Lima como corolario de una serie de enfermedades que, a sus 88 años, tenían minada su salud desde hace buen tiempo.

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Qué fue , además de un estafador comprobado y reincidente, parece que dependerá del cristal con que se le mire.

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En todo caso, Carlos Manrique ha fallecido y, sea como fuere, se le debe desear que se haya arrepentido de lo que hizo con miles de familias a las que estafó, aunque nunca le haya logrado hacer justicia con ellas.


Muerte en hospital

“Anoche, el médico dijo que tenía una complicación en los pulmones y riñones”, indicó ayer a RPP su hermano, Sabino Manrique.

Molestias pulmonares llevaron a que Carlos Manrique sea internado la mañana del último lunes, en el Hospital Ramón Castilla II del Seguro Social de Salud (Essalud). Una infección pulmonar, sumada a problemas renales que arrastraba llevaron a su deceso.


Cusqueño y maestro

Nacido en Cusco, el 13 de enero de 1936, Carlos Manrique se mudó a Lima de joven para trabajar y estudiar en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta.

Profesor de educación secundaria, pasó al negocio de la asesoría de tesis y en 1978 fundó CLAE, con la que asesoró a quienes deseaban ingresar al mundo de las empresas y ayudó a constituir varias de ellas hasta que de lleno pasó a la captación de dinero de la gente, a quienes pagó intereses por encima de las tasas de los bancos.


Boom de CLAE

Ese negocio fue un boom durante el hiperinflacionario primer gobierno de Alan García y los primeros años del régimen de Fujimori, tanto así que captó alrededor de 250 mil “inversionistas” entre 1989 y 1992.

Llegó a recibir unos 640 millones de dólares hasta que en 1993 la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) intervino CLAE y en 1994 se le declaró disuelta.


¿Casado para engañar?

Manrique juró que iba a crear un banco y por eso disolvieron a CLAE, acusó a ministros y al Gobierno, pero sea como fuere sus pagarés y letras de cambio -firmados de puño y letra por él- quedaron impagos en su mayoría. Mientras alistaba su fuga se casó para las cámaras con Violeta Mori, de la que luego se divorció, y siguió viviendo rodeado de jovencitos que eran su debilidad y a quienes llenó de regalos y otorgó en CLAE puestos de gerentes, aunque ellos luego lo abandonaron.


Fuga y caída

Carlos Manrique fugó a Estados Unidos, donde cayó en 1994, y se le extraditó y en Lima se le condenó a 8 años de prisión por estafa, que cumplió para salir en libertad en 2001. Entre 2008 y 2011, purgó prisión por otra estafa, a menor volumen, y en 2012 de nuevo por estafar a 60 personas con la empresa captadora fantasma Universalt Consultants SAC.


Algunos cobraron

Casi nadie recuperó su dinero de CLAE al ser intervenido, pero políticos, militares, empresarios y hasta periodistas con influencias sí lograron que se les pague al menos algo de su capital.

La lista de esos que cobraron por lo bajo, cuando CLAE estaba intervenida por la SBS, se publicó en OJO en su momento, pero nada pasó con los implicados, nada. Carlos Manrique murió y se llevó a la tumba los nombres de quienes ser sirvieron de él y cobraron mientras gente de clase media y hasta empobrecida ha ido muriendo sin su dinero.


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