La japonesa Satomi Kataoka, viuda de Alberto Fujimori, evalúa con su abogado reclamar la pensión vitalicia mensual de S/15,600 que el Congreso le pagó hasta el último de sus días.
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Ambos estaban casados cuando el exmandatario falleció y puede exigir sus derechos de viuda, según han explicado abogados. Por el amor que dice tener por Fujimori, Satomi Kataoka espera volver a Lima y visitar la tumba de su fallecido esposo.
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Satomi Kataoka evalúa pedir la pensión de Fujimori, no ha dicho que lo va a hacer, pero al indicar que habla con su abogado deja abierta la puerta para tramitar ese beneficio para recibir S/15,600 del Estado peruano hasta el último de sus días.
Discute pensión
En una entrevista difundida por Punto Final, la mujer que dice amar a quien fue su esposo reveló que “aún está discutiendo” con su abogado solicitar el beneficio o alguna herencia dejada por el exdictador fallecido el 11 de septiembre, a los 86 años, a raíz de un tratamiento contra un cáncer de pulmón que se le descubrió este año.
Para reclamar la pensión, Satomi Kataoka deberá homologar en Perú su matrimonio registrado en Tokio (Japón) en 2006, a fin de que acá tenga efectos jurídicos.
Llamada
Satomi Kataoka relató que se enteró del deceso de Fujimori por una “llamada de emergencia” de su hijo Shinnosuke, a quien el líder fujimorista veía como un padre.
Detalló que la última comunicación con Fujimori fue hace cuatro meses, mediante una videollamada en que “solo nos saludamos y hablamos sobre su salud y mis condiciones”, es decir del cáncer que ella padece.
“No pude hablar con él durante mucho tiempo cuando estaba en prisión, pero nuestra relación nunca se enfrió. Realmente conectamos (...) Era más como un camarada y una presencia cálida, como un buen padre, más que una pareja romántica. Lo extraño mucho”, afirmó Satomi Kataoka. Adelantó que tras su tratamiento médico “me encantaría visitar su tumba”.
¿Separados?
Haber estado separada no es obstáculo, ya que lo mismo sucedió con la argentina Pilar Nores, viuda del expresidente suicida Alan García, quien reside en el exterior, donde tiene prósperos negocios inmobiliarios, e igual cobra su pensión.
Al morir, el aprista Alan García mantenía una relación extramatrimonial, pero Pilar Nores seguía siendo su esposa. Y por eso cobra la pensión.
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