Se veía venir. El presidente Pedro Pablo Kuczynski está imponiendo una nueva forma de gobernar para ganarse la simpatía popular. Algo que viene sacando roncha a la oposición por exceso de "figuretismo" según dicen, pero que al pueblo, para comenzar, le ha caído bien con una alta aprobación, según una última encuesta de CPI.
La aceptación es muy buena, pero hay que esperar los resultados tras la rutina de ejercicios en el patio de honor de palacio de gobierno y la primera sesión de consejo de ministros sin celulares para evitar que se distraigan tratando de atrapar pokemones. Si ahorita da señales para acabar con inseguridad ciudadana y la cola en los hospitales, nadie lo para a PPK.
El estilo informal PPK para gobernar será bien visto si es que a la par se comienzan a ver los éxitos de su gestión aunque algunos comentan que son frecuentes las metidas de pata, especialmente cada vez que el presidente declara a los periodistas. Creen que la solución es tener un vocero de gobierno como Obama en Estados Unidos. Alguien que de la cara todos los días para que el presidente no se queme ni patine al hablar de asuntos de Estado o ser sorprendido con alguna pregunta sin respuesta clara.
Lo complicado para PPK es que tiene una oposición muy chúcara y no ve con buenos ojos la gimnasia con sus ministros en palacio, que se juegue bromas, baile o que se ría como haciéndole cachita a sus adversarios que siempre lo quieren ver arrinconado sin dejarle margen para la toma de decisiones.
Lo bueno es que hasta ahora el pueblo aprueba sus primeros días de gestión imponiendo autoridad ante sus ministros a quienes ya les ha establecido, como Moisés, siete mandamientos basados en el ama sua(no seas ladrón), ama quella (no seas ocioso) y ama lluclla (no seas mentiroso), los tres principios morales en que se forjó el poderoso imperio de los incas.
Si bien la oposición también tiene que imponer sus reglas de fiscalización en el congreso, el fujimorismo o el Frente Amplio no pueden estar permanentemente poniendo trabas al gobierno. Keiko no tiene que caer en el juego radical ni permitir el caos o la mala leche contra proyectos que beneficien al pueblo, a la seguridad, a la salud, educación, trabajo y a la inversión para crear nuevas fuentes de desarrollo.
La prueba de fuego se viene en los próximos días en que el congreso tendrá que darle su voto de confianza al gabinete de Fernando Zavala y luego la aprobación del presupuesto. PPK va ganando y la aprobación de Keiko está en picada, de acuerdo a CPI. El fujimorismo tiene que jugar su partido sin faulear ni atacar a PPK porque estaría perdiendo puntos y ratificando la fama de autoritarismo sin respetar la Constitución.
Que no se les pase la mano a los voceros “becerriles” porque que también está en juego el indulto a su jefe Alberto Fujimori, pero primero los fujimoristas tienen que dar señales de sensatez para ayudar a gobernar el país. Mientras tanto PPK y sus ministros seguirán haciendo sus pichanguitas, con la aprobación popular, en busca de mejores resultados y propiciando la práctica del deporte para mantener una “mente sana en cuerpo sano”
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