Dicen que la fe mueve montañas, y aunque para muchos no es más que frase cliché, la prueba de que tal convencimiento es posible se hizo presente una vez más en el cuarto y penúltimo recorrido de la sagrada imagen del Señor de los Milagros, que convocó a un mar de fieles que se acercaron deseosos por agradecer el milagro concedido y, por qué no, pedir su bendición en el hogar, el trabajo e incluso para el país; sobre todo en una semana en que tres movimientos telúricos sacudieron la capital.
Reflexiones. “Estos temblores son una señal de que el Señor de los Milagros está molesto con nosotros, nos está llamando la atención por la pérdida de los valores en el hogar y por toda la corrupción que se está viviendo en el país”, cuenta María Cavero, una anciana vestida con hábito morado y rosario en mano, que acudió desde su natal Chorrillos a su procesión número 70, y es que lo hace, según afirma, desde que estaba en el vientre de su madre.
Similar opinión tuvo Sonia Rojas, quien no acudió a la procesión a pedir un milagro, sino a agradecer al Cristo de Pachacamilla por permitirle disfrutar de un año más de vida luego de superar un cáncer de cuello uterino. “Estos movimientos de la tierra son naturales, es mejor que sean temblores y no terremotos, por eso le pido al Señor de los Milagros que aplaque su ira y nos proteja con su misericordia”, finaliza.
Los políticos también fueron recordados por los creyentes, quienes pidieron que los ilumine para que trabajen en beneficio de la gente. “El Perú es un país rico por bendición de Dios nuestro señor, ya es tiempo de que los políticos dejen de lado sus propios intereses, que se alejen de la corrupción y hagan algo por los más necesitados”, mantiene Carlos Mendoza, quien acude a todas las procesiones de 28 de octubre desde hace 32 años, cuando alcanzó las cuatro décadas de vida. “Vengo a pedirle muchas cosas personales que no puedo contar, pero siempre cumple, quizás no con todo, pero con que haga algo ya para mí es bastante”, sostiene mientras se aleja a paso lento para seguir a la multitud.
Trayecto. El Cristo moreno fue cargado en andas por la segunda cuadrilla desde el cruce del jirón Moquegua con la avenida Tacna, una vez culminada la misa oficiada por el cardenal Juan Luis Cipriani, donde recordó a los feligreses la importancia del cumplimiento de los sacramentos como una forma de mantener el vínculo con Dios.
El cuarto recorrido comprendió las principales calles de la ciudad, donde recibió honores de los negocios de la zona e incluso de la Universidad Nacional Federico Villarreal, para visitar posteriormente a los enfermos de los hospitales San Bartolomé y Arzobispo Loayza ubicados en la avenida Alfonso Ugarte, continuando su recorrido por la avenida Garcilaso de la Vega y finalmente ser guardada en la iglesia de Las Nazarenas en horas de la madrugada, donde permanecerá hasta el martes 1 de noviembre en que saldrá por última vez.
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