1. Comer rápido. Esta acción puede retrasar el estímulo de saciedad y, como consecuencia, comer más. Por eso mastica cada bocado, al menos, 35 veces.
2. No desayunar y no tener horario para comer. Al no desayunar, el cuerpo no recibe energía y para ahorrar el gasto, el metabolismo se puede hacer mas lento. Además, quienes no tienen horario suelen picotear constantemente y, por ende, consumir más calorías y menos nutrientes.
3. No incluir un plato generoso de ensalada. Esto ayuda a que el plato de fondo no sea tan abundante para alcanzar la saciedad. La ensalada aporta fibra, agua y da más saciedad.
4. Incluir muchas comidas densas en el menú semanal. Por ejemplo, combinar tallarines con carne y papa a la huancaína. Lo ideal es limitar estas comidas a 2 veces por semana y complementar con guiso ligeros.
5. No moverse. La falta de actividad física genera pérdida de masa muscular e incremento de grasa corporal.
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