La espinaca es una planta herbácea que contiene cantidades altas de provitamina A y vitaminas C y E, todas con alta capacidad antioxidante. También es fuente de vitaminas del complejo B, incluyendo folatos que son tan necesarios en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico.

La luteína y zeaxantina son formas de vitamina A presentes en la espinaca que ayudan a prevenir la pérdida de la visión causada, en la mayoría de casos, por la degeneración macular. Protegen también de la catarata y favorece los tratamientos para personas con problemas oculares como fotofobia, sequedad ocular o ceguera nocturna.

No obstante, una desventaja de la espinaca es su contenido de ácido oxálico, un ácido orgánico que en la digestión se une al calcio presente y forma un complejo llamado oxalato de calcio que no permite la absorción del calcio y, en algunas personas, se puede depositar formando cálculos, por ejemplo, en el riñón.

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