Solemos creer que solo las personas de bajos recursos pueden contraer la tuberculosis por no tener una buena alimentación. Pero, lo cierto es que todo aquel con un sistema de defensas deprimido es vulnerable. No obstante, las deficiencias nutricionales, como la anemia por falta de hierro, o el exceso de peso ocasiona un sistema débil de defensas que nos arriesga a recibir patógenos como los de la TBC. Este mal lo puede padecer cualquier persona malnutrida.
El paciente con TBC pierde mucho peso durante la enfermedad y, por ende, también reservas de nutrientes importantes. Para recuperarse no se necesita de una dieta especial, solo debe mantener una alimentación saludable, en las cantidades necesarias, para mantener el peso corporal. En ese sentido se recomienda:
Comer varias veces al día, cada 2 a 3 horas.
Evitar las grasas y frituras ya que acentúan las náuseas.
No tomar sopas porque tienen una gran capacidad saciante y pocos nutrientes.
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