Alcanzar un pensamiento organizado, tener buena memoria o gozar de un estado de ánimo equilibrado son cualidades funcionales del cerebro que se van desarrollando a lo largo de la vida. Existen alimentos que, por sus nutrientes, contribuyen a que este trabajo se desarrolle y se conserve.

La yema de huevo contiene colina, que forma acetilcolina en el cerebro y sirve para los procesos de memoria.

La sangrecita, por su alto contenido de hierro, ayuda a formar mielina, una capa que nutre a los nervios y favorece la función cognitiva.

El pescado graso es fuente de omega 3, por ello es importante para la estructura de las células nerviosas.

El garbanzo y el pavo, por su elevado contenido de triptófano, son necesarios para formar la serotonina. Este es un neurotransmisor vinculado con la regulación del estado de ánimo (alegría o depresión).

El chocolate contiene teobromina y feniletilamina que tienen un efecto positivo en la atención y estado de ánimo.

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