El agua es, por excelencia, el mejor líquido para hidratarse. La temperatura de esta bebida no es relevante, sin embargo, a menor temperatura es más conveniente frente al calor. Los jugos naturales, los refrescos, las infusiones, los lácteos, los helados y las cremoladas también contribuyen en la reposición de líquidos perdidos, pero estos deben nutritivos. Por eso, los líquidos con elevada azúcar agregada, que contienen aditivos alimentarios o no incluye elementos naturales como la fruta es mejor evitarlos.
Hay que considerar que el 25% del agua que perdemos a diario reingresa con el agua que contienen los alimentos, principalmente las frutas y verduras, como la sandía, melón, cítricos, tomate, zapallo, lechuga, espinaca, entre otras, que también hidratan.
En promedio, se requiere entre 6 a 8 vasos de líquido, pero hay que distribuirlos a lo largo del día y no tomarlos en un mismo tiempo para cumplir con la cantidad recomendada. Una buena repartición puede ser un vaso en ayuna, otro luego del desayuno, también un vaso después media mañana, a media tarde y entre uno y dos vasos con el almuerzo y cena.
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