El proceso de digestión empieza en la boca, donde los alimentos sufren una partición física por acción de nuestros dientes y una química por acción de las enzimas que están en la saliva. Cuando no masticas bien o la cantidad de veces recomendadas o si hay poca secreción de saliva, la digestión se afecta negativamente.
La manera correcta es la siguiente. Una vez tomado el bocado con el tenedor o cuchara, (dicho sea de paso no debe ser un bocado muy grande) evita aspirar el alimento sino más bien arrástralo con los labios al interior de la cavidad bucal.
Mastica con la boca cerrada cada bocado por unas 35 veces. Esto permite partir el alimento lo suficiente para facilitar el trabajo del estómago para elaborar el bolo alimenticio y digerirse químicamente con los jugos gástricos.
Mientras masticas, suelta los cubiertos y una vez que se deglute el bocado, toma nuevamente los cubiertos para un bocado nuevo. Esto te permitirá darte el tiempo de masticar lo suficiente y alimentarte en un ritmo saludable.