Estar deshidratado es una condición que se presenta cuando el cuerpo ha perdido o utilizado más agua de la que ha ingresado al cuerpo. Esta situación puede ocurrir cuando se toma una cantidad insuficiente de líquido o frente a pérdidas en procesos de transpiración excesiva, por ejemplo, por deporte, frente a climas muy calurosos, diarrea o vómitos.

Cualquier persona puede deshidratarse y es peligroso, sobre todo en los extremos de la vida, es decir en niños o adulto mayores. Todos las células y órganos del cuerpo necesitan agua para funcionar; la deshidratación severa puede generar colapso del cuerpo y muerte.

Los síntomas de la deshidratación varían. En casos leves a moderados ocasiona boca seca, fatiga o debilidad, mareos, náuseas, dolor de cabeza, estreñimiento, piel seca y orina concentrada. En casos severos se experimenta presión arterial baja, fiebre, latidos cardiacos acelerados, incapacidad para sudar y producir lágrimas y desorientación.

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