Ser cambista se ha convertido en una de las ocupaciones más peligrosas en nuestro país. No hay día en que deje de reportarse un atraco a estos sacrificados hombres y mujeres, que se ganan la vida haciendo transacciones en las calles y plazas, a veces con consecuencias mortales.
Los asaltantes, para hacerse del botín, disparan a diestra y siniestra, como ocurrió el miércoles en el Cercado de Lima y San Isidro. San Borja planteó que no haya más cambistas en las esquinas y que se formalicen y trabajen en un local seguro. Parece que la solución va por ese camino.
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