La pregunta que tirios y troyanos se hacen es: ¿qué cara habrá puesto Keiko Fujimori ante la eventual salida de su papá? Ella, como candidata presidencial, trató de desmarcarse de la sombra de su progenitor y en una ocasión aclaró a viva voz: “yo soy Keiko, no Alberto Fujimori”. Algo así como: soy su hija, pero no sé nada.
Al salir, el exdictador gozará de mayor campo de acción por más arresto domiciliario que tenga y, entonces, su influencia en las huestes naranjas no necesariamente la endosará en favor de su hija mayor, menos si Kenji, su engreído, anda con el evidente afán de desinflarla políticamente de cara al 2021.
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