A manera de broma, dicen que el sueño frustrado de un vigilante (guachimán, en términos populares) es ser policía.
Parece que los famosos inspectores de transporte tienen el mismo prurito porque se ponen más bravos que los propios agentes de la PNP, como ha ocurrido en Surco: por no tener jabón antiséptico en el botiquín, un inspector, con chaleco amarillo y cara de malo, le aplicó una multa de 202 soles a un taxista.
Estamos de acuerdo en que la ley debe cumplirse, pero este caso ameritaba una reprimenda contemplativa y todo solucionado. El tino es muy importante.
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