En verdad, el mundo debería emitir una sonrisa, cuando menos. Y es que Rusia, avalado por Estados Unidos, ha confirmado que dio muerte a Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado califa y máximo líder del Estado Islámico, el grupete de asesinos compulsivos que vive del terror.
Los rusos, al tenerlo localizado en Raqqa, Siria, le enviaron drones y luego lo bombardearon con aviones Sukhoi Su-34 y Su-35.
En total, acabaron con varios “altos dirigentes” del ISIS, una “treintena de jefes de guerra y hasta 300 combatientes”. Ojalá que esto sea el comienzo del fin del EI.
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