Más allá de que los fujimoristas a veces son caprichosos y abusan de su mayoría en el Congreso, la interpelación al ministro del Interior, Carlos Basombrío, se justifica largamente.
Todo el país, con mayor incidencia en Lima, soporta a diario asaltos, crímenes y diversos delitos, sin que el titular del sector exhiba un programa eficiente contra la delincuencia común y el crimen organizado.
Asaltan a un cineasta en la puerta de su casa, pistoleros dejan sin nada a la exreina de belleza Marina Mora, matan y queman a un empresario... y así por el estilo. Necesitamos que Carlos Basombrío deje de ser un ministro de escritorio.
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