Congelar no se limita a envasar y guardar, hay aspectos que debemos considerar, sobre todo si se trata de alimentos perecederos.

Si vas a congelar un pescado fresco no es conveniente lavarlo previamente, pero, en caso lo hagas, debes secarlo muy bien.

El grosor de la pulpa es importante y conviene trozarlo al tamaño que utilizarás para la cocción o procurar que tenga un espesor no mayor de 3 cm para asegurar el congelado al interior.

Puedes empacarlo con bolsa plástica, pero recomiendo retirar el exceso de aire para evitar el contacto con el oxígeno. La congelación debe ser en el menor tiempo posible y mantenerlo a una temperatura mínima de -18 grados.

Cuando quieras descongelar el pescado, no lo dejes a temperatura ambiente ni sumergido en agua (se pierden nutrientes y se puede malograr). La manera más segura es colocarlo, primero, en la parte más fría de la refrigeradora para que se deshiele gradualmente o simplemente proceder a cocinarlo.

Una vez descongelado, no volver a meter a la refrigeradora.

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