Si bien hay personas que despiertan con poco apetito y, debido a los tiempos ajustados de su rutina, salen sin desayunar, es preciso resaltar que este tiempo de comida es especialmente importante.
Recordemos que durante las horas de sueño estamos en un periodo de ayuno y nuestra tasa metabólica basal, es decir, la energía que necesita el cuerpo para mantener los órganos, consumen la glucosa circulante en sangre. Una vez que despertamos nuestra demanda de fuerza para movernos, ejercitar y sobre todo para las funciones cerebrales, necesita de mayor energía y nutrientes.
Si no se desayuna pueden aparecer síntomas de debilidad, confusión, mareo, letargo mental, sueño y dolor de cabeza.
La primera señal de apetito en el día suele aparecer luego de una hora de haberse despertado. Así que si, por ejemplo, se le ofrece al niño desayuno antes de ese tiempo es esperable que no quiera comer. Por ello, es importante dar tiempo al cuerpo de apetecer.
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