Hasta hace unas décadas, la recomendación del consumo de huevo se limitaba a 3 unidades en la semana porque se creía que la cantidad de colesterol que hay en la yema incrementaba los niveles de colesterol en sangre.

Sin embargo, esta hipótesis pasó a la historia al verificarse que, gracias a los fosfolípidos (colina) presente en el huevo, la absorción del colesterol se reduce de manera significativa y su impacto en los niveles de colesterol sanguíneo son mínimos.

Por otro lado, dichos niveles están más en relación a la genética, al peso corporal, la actividad física y hábitos como el tabaquismo.

Se realizaron más estudios de manera que instituciones como la Asociación Americana del Corazón concluyen categóricamente que el consumo del huevo no añade ningún riesgo a la salud cardiovascular y que comer un huevo completo al día es seguro.

Además, la yema contiene carotenoides de tipo luteína y  zeaxantina, ambos con posible efecto protector de arterioesclerosis.

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