Salvia hispanica L. es el nombre botánico que reciben estas pequeñas semillas. Pareciera que fuera un alimento recién descubierto, sin embargo, la chía es cultivada en países de Centroamérica como México donde su consumo era considerado básico en la dieta de los pobladores aztecas.

Su aporte de fibra (28 g en 100 g de chía) es, quizás, lo más relevante de su consumo, no solo por su alta concentración, sino por proveer tanto fibra soluble como insoluble. Al dejar en remojo o cocimiento las semillas de chía, se forma un gel, así se obtiene una bebida saludable similar a la linaza.

De la misma manera, este gel se va formando en el estómago e intestino al digerir las semillas y una de sus funciones es retardar la digestión y absorción de nutrientes. Por otro lado, la fibra insoluble tiene la cualidad de acelerar el proceso digestivo e incrementar el volumen de las heces mejorando la evacuación intestinal.

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