El Perú está lleno de anécdotas que se convierten en historias que trascienden en el tiempo y dan origen, muchas veces, a tradiciones. Es el caso de la rica y humilde malarrabia, plato típico de en el norte del país, concretamente en Catacaos, .

Dice la historia que una mujer, cuyo marido era muy tacaño y que exigía deliciosos potajes, llega un día borracho a casa listo para comer. Su esposa, sin tener mucho que ofrecer, toma unos plátanos maduros que sancocha y machaca con un aderezo de cebolla, achiote y, finalmente, queso desmenuzado quedando como una suerte de puré que encanta al marido. Al preguntar cómo se llama el plato, la mujer responde: “malarrabia es lo que haz comido”.

Algunos historiadores datan esta receta al siglo XIX, pero fue a partir de 1950 que toma una connotación religiosa y, además, se le acompaña con arroz, menestra y pescado en sentido de abstinencia de viernes. Dentro de los siete potajes que se preparan en representación de las siete palabras que dijo Jesús en el calvario, la malarrabia es el plato símbolo.

La combinación de plátano, arroz y menestra hace de esta preparación una comida energética. El pescado y el queso representan la proteína; para completar el balance nutricional, sería ideal incluir una ensaladita.

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