Javier Cabello

He recorrido distintas ciudades en el mundo, pero caminar por la ciudad de Ushuaia, en la provincia argentina de Tierra del Fuego, no deja de ser impresionante. Desde la bahía de Ushuaia parten los cruceros que llegan a la Antártida. Estuve donde termina Sudamérica. Abajo, muy abajo, al fondo, en el rincón. Estuve en “el fin del mundo’, como así es conocido Ushuaia y donde la tierra termina, en el extremo sur de América.

Una de las maneras de visualizar la espectacularidad del paisaje austral es subirse a un catamarán y navegar por el mítico canal Beagle en el límite de la frontera marítima entre Argentina y Chile. Recuerdo la maravillosa travesía que viví en tierras fueguinas. Los turistas que arriban a esta ciudad deben adquirir un boleto para abordar una embarcación y realizar el imperdible viaje por el mencionado canal, que tiene una extensión de 240 kilómetros y conecta el Océano Pacífico con el Océano Atlántico. No puedo creer que por las aguas del canal Beagle, donde estuve navegando, también pasó en 1833 el célebre científico inglés Charles Darwin (1809-1882), a los 22 años de edad. Recorrió la Patagonia con el objetivo de elaborar un mapa o carta geográfica del territorio y se quedó sorprendido por el paisaje maravilloso en este lado del mundo. Hace casi dos siglos Darwin se sintió fascinado por la naturaleza virgen que veía durante su viaje y en la actualidad diversas empresas marítimas realizan expediciones por la misma ruta.

La emoción que genera al turista navegar por el canal Beagle es inigualable y te sientes como un explorador en el trayecto de ida y vuelta que dura cuatro horas. Durante el recorrido pasas por la Isla de Lobos así como por otros pequeños archipiélagos donde encontraremos a gran cantidad de cormoranes que se asemejan a los pingüinos y que estos también su presencia es habitual en esta parte del continente. Luego es el turno de ver el famoso Faro Les Eclaireurs (Los Exploradores), o conocido como el Faro del fin del Mundo. Hacerse una foto teniendo de fondo al faro es una postal que todo turista desea tener. Sin embargo, de acuerdo a la historia, el verdadero faro se encuentra más al sur de la isla y es el que menciona el genial escritor francés Julio Verne en su extraordinaria novela “El Faro del fin del Mundo”.

" (...) el faro del Fin del Mundo era de luz fija, y no había temor que el capitán de un barco la pudiese confundir con otra cualquiera, pues no existía otro faro por aquellos parajes”, escribió Verne en 1901.

Este faro se encuentra en la pequeña y desolada Isla de Los Estados, territorio más próximo a las Islas Malvinas. La mayoría de los viajeros que van en el catamarán salen por momentos a la cubierta para sentir el intenso frío, el granizo o la fuerte ventisca. La embarcación cuenta con equipo de calefacción así como servicio de cafetería. Puedes ir sentado y tomando una infusión o una cerveza Beagle, la bebida de la Tierra del Fuego. El catamarán da la vuelta para el regreso y el paisaje ahora es la ciudad de Ushuaia. Descubres lo grandioso que es de lado a lado. A lo lejos resaltan las luces de las coloridas viviendas.

Poco a poco vamos llegando y terminando la travesía por el canal Beagle. Una travesía a lugares inhóspitos en “el fin del mundo” y que solo es el comienzo para conocer la inmensidad de la Patagonia argentina. Nos vemos.

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