Javier Cabello

Luego de ver la sorprendente e histórica inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, estoy totalmente convencido que mi próximo destino es Francia. Recuerdo que lo más cercano que pude estar hace algunos años fue cuando el avión donde viajaba con rumbo a Polonia pasó por cielo francés. Cuando viajo busco realizar escalas o conexiones en distintos países antes de llegar a mi ansiado destino con la finalidad de conocer, aunque pocas horas, distintas ciudades y que quizás nunca más vuelva. Lamentablemente, cuando viajé al continente europeo, el país de Napoleón Bonaparte y Kylian Mbappé no estaba entre las ciudades donde iba a llegar. Por lo menos me conformaba en conocer el gigantesco aeropuerto Charles de Gaulle, ubicado a 22 kilómetros del centro de París, pero no sucedió.

Si hubiera llegado, al toque entraba a un restaurante del terminal aéreo y pedía un par de platos típicos de la exquisita comida francesa. Probaría una soupe à l’oignons (sopa de cebolla) y una ratatouille (estofado de diferentes hortalizas). Sí, este último manjar tiene el mismo nombre que la taquillera y galardonada película de animación “Ratatouille”, la cual ganó un Oscar en el 2007.

Ahora espero con ansias el próximo verano para alistar mi mochila y comenzar a viajar por el mundo. Estoy seguro que lo primero que realizaré cuando baje del avión y llegue a la “Ciudad del Amor”, como así es conocido París, es dirigirme de frente al cementerio de Montparnasse, donde reposan los restos de nuestro gran poeta César Vallejo. En su tumba nunca faltan las flores debido a que es muy visitado por los peruanos así como sus seguidores de diversos países del planeta. Muchos al llegar lloran y recuerdan lo vivido por Vallejo en un país ajeno. “Busqué rápidamente donde estaba sepultado nuestro poeta César Vallejo. Al llegar había mucha gente alrededor de la tumba. Dije en voz baja ‘Qué tal destino de los artistas, venirse a morir aquí, debería estar en el Perú. Qué pena, carajo’. No pude contener las lágrimas”, confesó en una entrevista el excéntrico Hernán Condori, conocido como “Cachuca”, líder de la banda de rock “Los Mojarras”. “Cachuca” visitó Francia en 1996 durante una fabulosa gira por doce ciudades europeas, pero esa es otra historia.

Recuerdo que dos años después, en 1998, veía por televisión la inauguración del Mundial de Fútbol en Francia. En mi antiguo y pesado televisor de la marca Tatung Dynamic, que funcionaba con perillas y tenías que pararte para cambiar los canales, algunos utilizaban un alicate, ya que no existía aún el control remoto, veía y escuchaba la transmisión del recordado periodista Micky Rospigliosi en Panamericana Televisión. Aún no puedo entender lo muy cercana que estuvo la clasificación de la selección peruana de Roberto “Chorri” Palacios, Nolberto Solano y Juan Reynoso a dicho certamen deportivo. La Blanquirroja no pudo clasificar por tener más goles en contra y Chile se ganó el cupo de participar. ¡Nos quedamos por goles!

Mi viejo televisor que aún lo tengo y ahora se ha convertido en una pieza de colección, permanece guardado en casa, en el almacén de las cosas en desuso. Ha sido testigo de mis noches de insomnio mirando las películas de los programas Función Estelar y Cine Millonario en la década de los 90 en canal 2, llamado en ese entonces Frecuencia Latina. ¡Qué época! Esos recuerdos me entristecen porque no volverán. Mejor vuelvo a la realidad y no puedo olvidar que desde cuando me encontraba en la universidad tenía el sueño de algún día de viajar a la “Ciudad de la Luz”, como es también conocida la capital de Francia. En esa etapa universitaria me contentaba solo con ingresar a ver una película en el mítico cine “Le París”, en la avenida Nicolás de Pierola, exColmena, en pleno Centro de Lima. Su mayor esplendor fue en la década de los 50 y 60, pero en la actualidad ya no funciona.

Pronto estaré paseando por el malecón del fantástico río Sena, visitando la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, la catedral de Notre-Dame, el Museo de Louvre entre otros atractivos turísticos franceses. Mejor me voy a dormir para seguir soñando. Nos vemos.