Los alemanes se demoraron doce años en crear un perno de magnesio. ¿Para qué? Cuando alguien se rompe la pierna, se fractura un hueso o lo que sea, le ponen un perno de magnesio para que se suelde más rápido. Y, cuando ya se soldó, sacan la radiografía y no hay perno.

Esto significa que los pernos de magnesio son altamente biocompatibles, es decir bien tolerados por el cuerpo humano y no provocan reacciones adversas significativas. A diferencia de los implantes metálicos tradicionales (como los de acero inoxidable o titanio), los pernos de magnesio son biodegradables. Se descomponen gradualmente en el cuerpo y se absorben de manera segura, eliminando la necesidad de una segunda cirugía para retirarlos.

Su capacidad para promover la curación ósea, eliminar la necesidad de cirugías y reducir el riesgo de complicaciones los hace una opción prometedora para diversas aplicaciones clínicas.

Esto es algo que hay que difundir, porque de todo el magnesio del cuerpo, el 60% está en los huesos (en el periostio). Con magnesio los huesos no se van a quebrar porque este mineral les da la flexibilidad. Entonces, el magnesio aparte de ser anticáncer, anti infarto, repara el ADN y te pone joven, fabrica elastina y colágeno interno. Asimismo, ayuda a fabricar lecitina a nivel hepático, que ayuda a descomponer y metabolizar las grasas en el cuerpo, mejorando la digestión y absorción de nutrientes. Pero lo más importante es que el magnesio está concentrado en los huesos, se van los dolores de huesos cuando se toma dosis altas de magnesio.

Hay posas de magnesio. En cada posa hay 330 kilos de magnesio, flotas como en el mar muerto. Acá en Miraflores está el Lima Float, un lugar al que entras a una posa y te puedes quedar flotando una hora, haciendo que el magnesio vaya penetrando por la piel. Sales como nuevo. Esa es la maravilla del magnesio.

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