En un país donde la inseguridad nos tiene viviendo con el temor de ser la próxima víctima, los “mochasueldos” no reciben la sanción que merecen por apropiarse del salario de sus trabajadores, los Rolex de la presidenta Dina Boluarte siguen siendo un misterio, cuyo origen la mandataria no ha querido aclarar ante la prensa; y de ir al mercado con la certeza de que el dinero no nos alcanzará, los triunfos de la selección de fútbol sirven como bálsamo para olvidar nuestras penas. La era Fossati ha empezado con buen pie, y era de esperarse ante una selección como Nicaragua que no representaba un gran reto para la Bicolor. Sin embargo, este triunfo alimenta no solo la ilusión de los hinchas, también la de los comerciantes de Gamarra quienes esperan incrementar sus ventas de la camiseta de la selección. El fútbol, más aún los partidos del equipo de todos, mueve la aguja de la economía. Estamos necesitados de más triunfos, para la alegría del pueblo y de los comerciantes. Atento, Fossati. Porque cuando gana Perú, ganamos todos.