En el Perú, cada dos días una mujer es asesinada a manos de su pareja o expareja. El año pasado, en el Perú se registraron 143 feminicidios. Pero más allá del dolor por la pérdida de un ser querido, las familias de las víctimas sufren otro dolor aún más grande, que es el de no alcanzar justicia. Lamentablemente, en nuestro país, debido a la carga judicial, muchos de los casos de feminicidios no se sancionan con la celeridad que se requiere. En ocasiones, debido a la demora en las órdenes de captura, los asesinos tienen el tiempo suficiente para huir tras cometer su delito o, pese a cumplir prisión preventiva, debido a que la investigación fiscal no ha concluido, algunos llegan a quedar en libertad por exceso de carcelería. Que casos como el de Sheyla no queden en el olvido. Pero tampoco esperemos que un crimen tan atroz como este vuelva a suceder para recién recordar que hay familias que aún esperan que se condene a los criminales que les arrebataron a sus seres queridos.