Cómo estará de brava la cosa con la delincuencia, que en la noche del lunes dos policías de la escolta de uno de los hijos de la presidenta Dina Boluarte fueron asaltados y despojados de sus armas y pertenencias en La Victoria, cerca de donde funciona este diario. Si roban a dos policías supuestamente entrenados y atentos por tener en sus manos la integridad del hijo de la jefa del Estado, ya nos podemos dar cuenta de lo expuestos que estamos todos al accionar de hampones que no temen ser enfrentados por custodios armados, que es en lo que en teoría debió suceder si es que los agentes hubieran hecho bien su trabajo. Desde este espacio nos solidarizamos con la mandataria y su familia tras ese hecho, pero esta situación pinta de cuerpo entero cómo la delincuencia se ha puesto casi imparable y que, ante una situación fuera de lo común, es necesario salir de la caja y adoptar medidas contundentes contra los hampones que nos despojan de lo nuestro, eso que logramos conseguir con tanto esfuerzo, claro, si es que no perdemos la vida en medio de un atraco. Es la cruda realidad.