El estado de emergencia parece ser una medida solo puesta en el papel, porque la realidad es otra. Los crímenes por encargo, las extorsiones y la inseguridad son pan de cada día en San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Lince y el Cercado. Solo ayer en la madrugada tres personas fueron asesinadas a balazos en la zona de Canto Grande, dos de las víctimas eran serenos de San Juan de Lurigancho; y la tercera, un mototaxista. Ante esta situación, no resulta equivocado pensar que realmente no existe un plan de acción claro por parte del Ministerio del Interior para frenar la ola de criminalidad. La tan anunciada presencia de los militares para poner orden en las zonas de emergencia no se ve. Los operativos que ejecuta la Policía parecen no ser suficientes. ¿Qué ha ocurrido con las decenas de detenidos desde el primer día que entró en vigencia el estado de emergencia?, ¿alguno fue procesado o todos quedaron libres? Nuestras autoridades no pueden permitir que el hampa los sobrepase.¿