Cuando hablamos de hidratación, nos referimos al hecho de devolver al cuerpo el agua que se ha perdido. La mejor forma de hidratarnos es con agua, fría o caliente. Sin embargo, es cierto que otros líquidos como refrescos, jugos, infusiones, etc., también contribuyen con la hidratación.

Las bebidas gaseosas al igual que los jugos de fruta azucarados están constituidos, principalmente, por agua que ingresa y utiliza el cuerpo, no obstante, no es conveniente consumir estos productos como fuente de hidratación.

El motivo principal es porque suelen estar cargados de elementos químicos que no son útiles al cuerpo y algunos de ellos podría tener efectos no saludables. Como contienen una alta concentración de azúcar, su ingesta frecuente o en cantidad podría generar una ganancia de peso. Y, además, aunque estas bebidas suelen tener sabor dulce, tienen concentraciones de sodio significativas que provocan más sed.

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