El pescado es un alimento altamente perecedero, es decir que puede deteriorarse con mucha facilidad debido a su contenido de agua y por los microorganismos que naturalmente carga. Cuando estos microorganismos se proliferan pueden provocar una infección alimentaria en quien lo consume, y cuando secretan suficiente toxina elevan el riesgo de presentar una intoxicación alimentaria.

Las infecciones pueden darse por virus, bacterias o parásitos, mientras que la intoxicación puede ser por toxinas, pero también por químicos presentes en el propio alimento (metales, hongos entre otros). Algunos de los síntomas que provocan son náuseas, vómitos, diarrea, dolor estomacal, fiebre y escalofríos.

Tanto la infección como la intoxicación suelen ser tratables, sin embargo, pueden ser sumamente severas, causar deshidratación e, incluso, la muerte. Por eso es importante saber reconocer la calidad del pescado y conservarlo bien, para que a nuestras mesas llegue un alimento de calidad y seguro.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: