Uno de los motivos que desde antaño se menciona es que los dulces llenan al niño quitando espacio para alimentos más nutritivos y necesarios para su desarrollo. Por otro lado, aún cuando los niños son físicamente activos, las golosinas suelen tener más calorías que pueden favorecer la ganancia de peso y, a su vez, generar la multiplicación de células de grasa lo que hace que en la vida adulta tengan más facilidad para subir de peso.
Por otro lado, el consumo frecuente de chucherías predispone al menor por la predilección por lo dulce y cuando se quiere lograr que consuma guisos, verduras, etc., le suele costar más aceptarlos.
Tener en cuenta también que la ingesta de dulces beneficia la aparición de caries dentales una condición que ya en nuestro país es un problema de salud pública. La presencia de caries debilita la pieza dental, con el tiempo se va profundizando y causa dolor con el consumo de alimentos o bebidas, afecta el nervio y causa abscesos.
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