En el año 1921, donde los medicamentos para el control de la epilepsia no estaban a disponibles, la dieta keto se aplicaba como tratamiento para el manejo de las convulsiones.
Se trata de un régimen alimenticio muy restrictivo sobre los carbohidratos y que obligaba al cuerpo a buscar otras formas de energía de reserva como la grasa, sobre todo para el cerebro.
En esta dieta dieta el 90% de los alimentos que se consumen son grasa, y el resto fuentes de proteína y carbohidratos. La dieta keto mostró aspectos positivos sobre el mejoramiento de la enfermedad, pero negativos también. Entre ellos, la desnutrición, en especial de los niños, ya que este tipo de alimentación no permitía un crecimiento y desarrollo óptimos. En horabuena que los medicamentos fueron aprobados y la dieta keto pasó a ser parte del tratamiento, único y exclusivo, en pacientes que aún con medicación mantenían convulsiones a repetición, protocolo que se sigue hasta la actualidad.
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