Este es un término cada vez más escuchado y probablemente más considerado desde la pandemia del coronavirus. Cuando hablamos de inflamación, nos referimos a la reacción del sistema inmunológico frente a un efecto adverso. Células de diferentes tipos son capaces de secretar sustancias (que suelen ser de tipo proteico) que, como parte de su mecanismo de defensa, actúan inflamando.

Este proceso es muy frecuente y exacerbado en diferentes enfermedades como la artritis reumatoide, lupus, fibromialgia donde incluso la inflamación se evidencia con el dolor. Sin embargo, hay otras condiciones en que existe inflamación de bajo grado, que es constante y que puede ser el disparador de enfermedades metabólicas como la diabetes.

Quizás la condición más común que provoca inflamación de bajo grado es tener un exceso de grasa acumulada en el cuerpo. Las células que acumulan grasa, llamadas adipocitos, también son capaces de secretar sustancias proinflamatorias. Más que el peso, es la grasa en exceso lo que nos debe preocupar.

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