La avena, al igual que las legumbres, contiene un componente llamado ácido fítico. Este compuesto es útil para las plantas, pero actúa como un antinutriente para los humanos. Esto significa que cuando el ácido fítico se encuentra con minerales como el calcio, presente en la leche, lo “secuestra”, es decir, lo atrapa, evitando que podamos absorberlo.

La buena noticia es que esta interacción se puede evitar de dos maneras. La primera es dejar la avena en remojo durante la noche, al igual que se hace con las legumbres; esto elimina el efecto negativo, y luego se puede combinar con leche. La segunda opción es hervir la avena primero y, una vez cocida, añadir la leche.

La avena es un alimento saludable y muy nutritivo, que puede consumirse en cualquier momento del día. La mejor forma de ingerirla es en hojuelas, ya que conserva mejor sus beneficios nutricionales.

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