La estadounidense Simone Biles es la nueva campeona olímpica de gimnasia, título individual que suma al que logró dos días antes en la final por equipos de los Juegos de Río 2016.
Simone Biles, también triple campeona mundial, sumó 62,198 puntos, por de 60,098 de su compatriota Alexandra Raisman y 58,665 de la rusa Aliya Mustafina, plata y bronce.
Hasta esta jornada, la mayor distancia entre el oro y la plata olímpica eran los 1,4 puntos que la checa Vera Caslavska sacó a la soviética Zinaida Voronina en 1968. Simone Biles, con las uñas y los ojos pintados de dorado, mandó hoy a paseo esos registros.
La campeona mereció las mejores notas de la final en salto, barra y suelo. Solo flaqueó, como es habitual, en las asimétricas. Se adelantó con su primer ejercicio, un salto de dos piruetas y media puntuado con 15,866. La dificultad era máxima y le dio la mejor nota pese a dos pasos en la salida.
Simone Biles ya tiene reto: aguantar un nuevo ciclo y convertirse en la tercera mujer en la historia que revalida el oro olímpico, algo que no consiguió ni siquiera Nadia Comaneci, campeona en 1976 pero subcampeona en 1980. Sí lo habían hecho la soviética Larisa Latynina (1956 y 1960) y la checa Vera Caslavska (1964 y 1968).
La biografía de Simone Biles se acopla perfectamente al modelo del sueño americano: miembro de una familia desestructurada, adoptada por su abuelo y la mujer de este debido a la desatención de su madre, comenzó a practicar la gimnasia en Texas a los 6 años. Alguien adivinó su talento y la encaminó hacia un entrenamiento serio. El último capítulo de esta historia se escribe en Río.
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