La empresa pública de transportes de Ámsterdam se llama GVB y ya existía cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Sus responsables vieron entrar a los nazis; cómo se hacían con Ámsterdam; y cómo detenían y deportaban a los judíos, entre ellos a la adolescente Ana Frank, cuyo diario escrito en su escondite se ha convertido en un testimonio vivo de lo que fue la barbarie.

Ahora, en Países Bajos han descubierto que el operador público de transportes colaboró con los nazis. GVB transportó en tranvías a decenas de miles de judíos, entre ellos Ana Frank, a los campos de concentración nazis. Y peor más: la empresa intentó luego cobrar el dinero que se le debía por aquellos viajes.

En 1940 vivían en Ámsterdam algo más de 80.000 judíos. Unos 63.000 fueron deportados durante la Segunda Guerra Mundial.

Cobraron hasta 1947

Los documentos que demuestran cómo la empresa se lucró con el transporte forzoso de judíos han sido dados a conocer por el director de cine Willy Lindwer y el escritor Guus Luijters. Ellos han hallado un archivo donde se reseña cómo GVB siguió enviando facturas en 1947, dos años después de terminada la guerra.

“Siguieron recaudando dinero de los transportes de judíos de la guerra mucho después de la guerra”, ha dicho Lindwer. “Se recurrió a una agencia de cobros para intentar recuperar los 80 florines durante dos años. Es realmente chocante”, añade Luijters.

En las 23 facturas halladas figuran las fechas, las horas, los trayectos en tranvía y los puntos de partida y llegada de los viajes. “Sabíamos que muchos judíos eran deportados en tranvías, pero desconocíamos cómo de sistemática era. ¿Cómo era posible que ocurriera a un ritmo tan rápido?”, ha declarado Lindwer a Het Parool.

Tenían su tarifa

La Gestapo pagaba 10 florines por cada tranvía y 12,50 por un viaje nocturno (en aquel momento 1 dólar americano se cambiaba por 2,652 florines). GVB enviaba facturas mensuales, pero no todas fueron pagadas cuando en mayo de 1945 Holanda (hoy Países Bajos) fue liberada.

“Las facturas eran la clave de nuestra pregunta de cómo era posible que se hubieran llevado a tantos judíos en tan poco tiempo. El papel del tranvía fue infinitamente mayor de lo que se pensaba. Habría sido impensable sin el uso masivo de tranvías”, ha explicado Lindwer, cineasta galardonado con un Emmy en 1988. Luijters ha publicado varios libros, entre ellos In Memoriam, sobre los niños judíos, romaníes y sinti deportados y asesinados (2012).

En 2005, los Ferrocarriles Holandeses pidieron disculpas por su papel en los hechos y se comprometieron a pagar una indemnización en 2018. Es probable que ahora GVB tenga que compensar de alguna manera por su colaboración con los nazis, pero de momento no lo ha hecho.

Ana Frank fue llevada a la muerte en uno de esos tranvías

Una de las personas que fueron llevadas a la muerte por la colaboración de la empresa de tranvías de Ámsterdam fue Ana Frank. Su familia y otras cuatro personas, todos judíos, fueron descubiertos el 4 de agosto de 1940 tras haberse escondido con éxito de la Gestapo durante dos años. Sólo un mes después comenzaría la liberación de los Países Bajos por las fuerzas aliadas.

Lindwer y Luijters han encontrado una factura de la GVB de los últimos 900 viajes en tranvía del 8 de agosto de 1944

Luego, en noviembre de 1944, Ana fue llevada al campo de concentración de Bergen-Belsen. Allí murió de tifus, en febrero de 1945, días después de la muerte de su hermana Margot. Su madre, Edith, había muerto en Auschwitz en enero. Su padre, Otto, fue el único que sobrevivió.

En 1947, se publicó el diario de Ana sobre su vida en la clandestinidad, acaso el testimonio más conmovedor de los terribles crímenes ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial. Sigue siendo uno de los libros más leídos del mundo: más de 30 millones de personas, en 70 idiomas, han leído El diario de Ana Frank.

Fuente: