Son tres millones de hectáreas de aguas superficiales se han perdido en Brasil, un área equivalente al tamaño de Bélgica, según un estudio publicado este lunes por la iniciativa Mapbiomas.
La superficie con agua dulce de Brasil ha pasado de 19,7 millones de hectáreas en 1991 a 16,6 millones en 2020, una reducción de 15,7%.
Los datos corresponden al análisis de imágenes satelitales de todo el territorio brasileño entre 1985 y 2020, un mapeo inédito de la dinámica de las aguas superficiales del país realizado por Mapbiomas, una iniciativa multidisciplinaria en la que participan varias ONG, universidades y empresas de tecnología.
Las aguas dulces superficiales (ríos, arroyos, lagunas, humedales, etc.) son las que se forman tras la escorrentía generada por las lluvias o por el afloramiento de aguas subterráneas.
Brasil, que vive su peor crisis hídrica en los últimos 91 años, posee el 12% de las reservas de agua dulce del planeta y el 53% de los recursos hídricos de Suramérica.
Deforestación de la Amazonía
Los cambios climáticos, la deforestación –especialmente la de la Amazonía brasileña, pues un tercio de las lluvias del país provienen de esa gigantesca selva tropical–, la construcción de presas hidroeléctricas y el uso excesivo del agua para el agronegocio, entre otros, son las principales causas de que el gigante suramericano se esté secando, según los expertos.
Si bien algunos de estos ecosistemas pueden recuperarse, el proceso se retrasa y en el caso específico de biomas como la Amazonía es irreversible.
“La pérdida de selva en la Amazonía puede provocar un proceso de sequía de la vegetación a larga escala y en ese caso no tiene cómo recuperarse, porque no tiene como revertir la lluvia”, comenta a la agencia Tasso Azevedo, coordinador general de Mapbiomas.
Según datos oficiales, la deforestación de la mayor selva del planeta en 2020 fue de 10.851 kilómetros cuadrados.
De acuerdo con el nuevo estudio, existe una “clara tendencia” de pérdida de superficie de agua en ocho de las doce regiones hidrográficas y en todos los biomas del país. No obstante, el Pantanal es el que ha sufrido el mayor impacto.
El gigantesco humedal, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y considerado uno de los ecosistemas más ricos del mundo en biodiversidad de flora y fauna, es compartido por Brasil, Bolivia y Paraguay. De sus 250.000 kilómetros cuadrados de extensión, un 60% está en territorio brasileño.