Christina Ferrara pensaba que estaba trabajando demasiado y tenía estrés. Se sentía muy cansada y no pensó que ese sería un problema. Tenía sangrado en las encías y había notado que su orina era más oscura. Pero la fatiga que sentía, no la podía controlar. Al acudir al médico le dicen que tenía que quedarse internada.
Su hígado no funcionaba bien y en pocas horas su piel se pudo amarilla. "Sufría altos niveles de enzimas. Cuando mi médico me examinó, me dijo que tenía que ser ingresada en el hospital y que me iba a morir el fin de semana", señaló.
Christina fue inducida al coma y la pusieron en la número uno de trasplantes en su país. Su enfermedad evolucionaba cada segundo que pasaba. Fue considerada "La mujer más enferma de Estados Unidos". Sin embargo, no fue fácil encontrar un donante adecuado a ella.
Los médicos encontraron uno para ella y con eso, ella ha podido salir adelante. Luego de un año del trasplante ella sigue trabajando duro en la adaptación del hígado a su cuerpo.
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