Los excrementos que dejaban orugas que se alimentaban de determinados insectos y plantas tenían un olor tan agradable que un científico tuvo la idea de prepararlos en té. Y fue un éxito de la naturaleza y el comercio.
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Eso ha ocurrido en Japón, en la prestigiosa Universidad de Kioto, convertida en cuna de un té que ya mucho qué hablar por su gran sabor, pero también por su raro origen.
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Así nació todo
A Tsuyoshi Maruoka se le ocurrió la idea del té de orugas durante sus estudios de postgrado en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Kioto, mientras investigaba la misteriosa relación entre insectos y plantas.
Un día, un estudiante de último curso trajo al laboratorio 50 orugas y le dijo a Maruoka que eran un regalo.
Al principio no sabía muy bien qué hacer con ellas, pero al final decidió al menos mantenerlas vivas hasta que pudiera decidirse, así que cogió algunas hojas de un cerezo cercano y se las dio de comer a las orugas.
Al limpiar los excrementos que dejaban los bichos, se dio cuenta de que tenían un olor agradablemente fragante y casi al instante se inspiró para prepararlos en té.
Té de color y sabor agradables
“¡Esto va a funcionar!” se dijo Maruoka, y tenía razón. El color oscuro de los excrementos no sólo daba al té un color agradable, sino que la bebida olía a flores de cerezo y tenía un sabor exquisito. Este exitoso experimento inspiró al investigador a explorar aún más este tipo de té.
Maruoka ya ha experimentado con unos 40 tipos diferentes de plantas y 20 insectos y larvas, y los resultados son muy alentadores. Pero con cientos de miles de plantas e insectos en todo el mundo, las combinaciones son prácticamente infinitas.
Plantas e insectos cruzados
Maruoka afirma que “el aroma y el sabor del Chu-hi-cha cambian radicalmente según el tipo de planta e insecto que se crucen”.
Las plantas crudas tienen un sabor astringente y amargo diseñado para disuadir a los animales de consumirlas, pero algunos insectos han evolucionado para neutralizar este sabor con la ayuda de enzimas en su sistema digestivo. Las plantas procesadas dejan de ser astringentes y amargas y adquieren una fragancia sorprendente.
Negocio redondo
Inspirado por su descubrimiento, Tsuyoshi Maruoka decidió crear una versión comercial, por lo que recientemente publicó una campaña de crowdfunding en la plataforma japonesa Camp-Fire. Ya ha superado con creces su objetivo inicial de 1 millón de yenes (7800 dólares) y, a falta de 11 días, el investigador va camino de superar los 2 millones de yenes (15,600 dólares) en fondos comprometidos.
Los simpatizantes de Camp-Fire recibirán muestras de las dos variedades de Chu-hi-cha disponibles actualmente: Sakura x Iraga (a base de hojas de cerezo) y Kuri x Omizuao (a base de hojas de castaño).
Aunque pocos lo advierten, la gente lleva cientos de años consumiendo como medicina té elaborado con excrementos de mariposas que se alimentan de hojas de té. Estudios modernos han demostrado que esta bebida es una gran fuente de flavonoides bioactivos. Sin embargo, el Chu-hi-cha es la primera variedad comercial de té elaborado con excrementos de oruga.
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