Bobby es un perro fiel, más fiel que los humanos y de lejos.
Bobby es un perro fiel, más fiel que los humanos y de lejos.

Bobby es un perro que se quedó a acompañar a su amigo y amo humano, ya muerto, y se mudó a vivir al cementerio donde reposan sus restos y de paso consuela a las personas cuando despiden a un ser querido.

Dicen que “los perros son los mejores amigos de los humanos” y eso es verdad, porque además de amigos son fieles como nunca un humano podrá serlo.

Llegó joven al cementerio y es amado.
Llegó joven al cementerio y es amado.

Esa es la historia de Bobby, un perro que vive hace tres años en el cementerio municipal de General Roca, Río Negro (Argentina).

El can decidió quedarse allí luego de que murió su dueño y desde entonces no se aleja de su tumba, junto a la que descansa por su amor infinito.

Se trata de una historia muy parecida a la de Hachiko, un perro que en Japón esperó cada día durante 10 años a que su dueño, quién había fallecido, llegara a la estación de trenes de Shibuya. Hace algunos años se hizo una película sobre el llamada “Siempre a tu lado”, la cual conmovió a muchas personas en el mundo entero.


Historia es viral

En las redes sociales se ha viralizado la historia de Bobby, quién llegó al cementerio municipal General roca durante el sepelio de su amo y jamás se fue. Ahora vive allí y está al cuidado de Daniel Cisterna, un hombre que trabaja como sepulturero, señala un relato conmovedor del portal Crónica, de Argentina, muy bien escrito por el periodista Gabriel Almendras.

“Hace tres años murió su dueño y desde entonces nunca ha salido del cementerio. Se quedó porque su dueño está enterrado acá”, explicó Cisterna en en entrevista con Diario de Río Negro.

Es un amor y se ha ganado el cariño de todos.
Es un amor y se ha ganado el cariño de todos.

“Pasaron los días tras el entierro y la familia del dueño fue a buscarlo a Bobby, pero el no cambió de opinión en ningún momento y se quedó junto a la tumba de su mejor amigo. Ahora el trabajador se encariñó con el animal y se ha convertido en su nuevo compañero y protector. Incluso entre los empleados le prepararon su propia casita en el cementerio”, se relata.

“El perrito seguía arriba de la tumba de su dueño, no se quiso ir. Lo cargaron a una camioneta, pero se bajó y volvió a la tumba de su amo. No se quiere ir, quiere quedarse con su amo”, contó el empleado.

Cuando hay funerales, el perro acompaña a los presentes en el sepelio y se acuesta junto a la familia en duelo y se queda mirando el ritual. “Parece que comprendiera su dolor”, señalan.