Clementina Díaz es una joven argentina de 29 años que trabaja en el área administrativa de la Clínica de Montegrande, ubicada en el sur Buenos Aires. Como millones en el mundo, se contagió de covid-19, pero podría decirse que su caso es uno de los más extraños: tuvo tres veces coronavirus en un lapso de 14 meses. En conversación con un medio local, dio detalles sobre cómo fue el proceso de recuperación y las secuelas que le dejó la enfermedad.
MIRA: COVID-19: más de 81 mil peruanos viajaron a EE.UU entre abril y mayo, informó Migraciones
Su primer contagio se dio a finales de mayo de 2020. Empezó teniendo fiebre y, al día siguiente, había perdido el olfato. Posteriormente, vinieron la tos y los dolores corporales. En consecuencia, estuvo diez días en cama y tuvo que aislarse 25. “Por suerte no contagié a nadie”, dijo a Infobae.
Los meses pasaron y llegó una de las peores etapas de la pandemia. Habían colas para atenderse en la clínica en donde labora y no pudo tomar días de descanso.
A finales de año, se hizo una PCR para reunirse con su familia, dado que no los veía desde junio. Esta dio negativo y pudo reunirse con ellos en Nochebuena; sin embargo, el primer día de enero amaneció con fiebre y creyó que se trataba de cansancio acumulado. “Lo asocié al cansancio acumulado, jamás me imaginé que se trataba de una reinfección. Recién se habían cumplido los seis meses desde el primer contagio, tendría que estar aún inmunizada”, relata Clementina.
Se hizo una prueba y, para su sorpresa, dio positivo. Llamó su atención que, en este caso, no perdió el olfato, pero sí sintió malestar general, tos y fiebre, aunque de forma leve en comparación con el primer contagio; no obstante, Clementina asegura que esta recaída la afectó mucho emocionalmente pues tuvo ataques de pánico y cuadros de ansiedad.
“Tomando todas las medidas me contagié. Sinceramente, no sabés qué te puede pasar ni cómo vas a evolucionar. Por eso no estoy tranquila”, explica. Con los días, pudo recuperarse al igual que en la primera ocasión.
Pasó el tiempo y el 1 de abril recibió la primera dosis de la vacuna Astrazeneca, lo que le hizo sentir cierto alivio.
Semanas después, el 19 de abril, volvió a sentir dolores de cabeza y una ligera calentura. “Sinceramente, ya no sabía qué pensar”, dijo. Se hizo la prueba y esta dio positivo.
Esta tercera vez, tuvo síntomas bastante leves. Presentó fiebre y apenas dolor de cabeza. “Ni los médicos entienden cómo puedo haberme infectado tantas veces en tan poco tiempo, porque algo de inmunidad queda en el organismo, lo asocian a las nuevas cepas provenientes del exterior”.
Clementina no presenta secuelas respiratorias, pero sí constantes migrañas. “Los médicos me dicen que las pocas secuelas tiene que ver con mi edad y no tener enfermedades preexistentes”, relata.
Ella cree que el lugar en donde se contagió fue en su trabajo, dado que se ocupa de toda la documentación para el ingreso y egreso de los pacientes graves. “A diario manipulamos muchos papeles, y más allá de tener todos los protocolos sanitarios creo que fue ahí donde me contagié. La verdad no puedo dar certezas porque desde marzo del año pasado voy de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa”, explica.
A pesar del estrés y el temor por contagiarse de nuevo, a Clementina no se le pasa por la cabeza el abandonar a sus colegas en su lucha contra la pandemia. “Voy a estar siempre para ayudar en este momento tan difícil de pandemia para todo el mundo”, asegura.