Magaly Moro

Luzmila (48 años, San Isidro). Estoy deshecha, señora Moro, mi corazón ya no puede soportar tanto dolor. El amor de mi vida, Miguel, falleció hace un mes en un accidente de tránsito. Cuando me enteré de su partida, quedé sumamente afectada. No podía creer que la vida me quitara a mi gran amor tan pronto, apenas llevábamos 2 años de casados.

Tras su ausencia, me sentí en la obligación de mudarme, no podía con tantos recuerdos. Renuncié a mi trabajo y desde entonces no salgo de mi casa; no tengo ganas de hacer nada, solo lloro todo el tiempo. Su muerte es como una puñalada por la espalda. Recuerdo tantas vivencias a su lado, las veces que discutíamos por tonterías. Lamento todo eso. No sé qué dirección seguir ahora.

Él era toda mi vida, doctora. Estaba convencida de que él sería la persona con quien me quedaría hasta el final. Mis padres están preocupados, temen que vaya a enfermarme, les asusta que vaya a atentar contra mi vida. Y es que les he confesado que no le encuentro sentido a mi existencia. No sé por qué esas ideas dan vueltas una y otra vez en mi mente. Me siento realmente sola y desdichada. Me hubiera gustado tener al menos un hijo con él, hubiera deseado hacer tantas cosas a su lado, pero no puedo. Ya no hay nada que pueda hacer porque no está y no va a volver.

¿Qué debo hacer, doctora? Siento que nadie podrá ayudarme. Creo que esta carta es un intento más por vivir pese al dolor. No se imagina lo que cuesta despertar cada día y seguir como si nada.

Ojo, consejo

Estimada Luzmila, lo primero que debes hacer, aunque suene duro, es aceptar lo que está ocurriendo y dejar ir su recuerdo. Tu esposo te regaló dos años bellos, pero ya no está y tú sí. Aún te queda muchos años por vivir. No te tires al abandono. Estoy segura de que él hubiera querido que sigas con tu vida, que superes esta difícil etapa. Busca la ayuda de un psicólogo. No te rindas.

TAGS RELACIONADOS