Recibió 2010 viendo películas
Recibió 2010 viendo películas

GABRIELA (36, Miraflores). He comenzado el año con malas vibras hacia mi esposo, pues si bien yo entiendo que sea un cinéfilo, lo que no comprendo es que anteponga su afición al cine a nuestra relación de pareja.
Tenemos un niño pequeño y acordamos recibir el año nuevo sin mucho bullicio, los dos solos en una cena romántica, por lo que dejamos a nuestro hijo con mi suegra, que de muy buena gana se ofreció a cuidarlo.
Toda la semana previa a la noche del 31 de diciembre me preparé eligiendo lo que cocinaría para la cena, escogiendo los mejores ingredientes y buscando un champán rico para brindar.
Me gasté parte de mi gratificación comprando todo lo de la cena y el brindis, compré velas, un CD de música romántica, una vestido muy sexy y una lencería fina para la ocasión, además de un arreglo de flores para la mesa.
Me organicé desde muy temprano, me fui a la peluquería para peinarme, hacerme la manicure y pedicure, porque no quería que se me escapara ningún detalle.
Llegó la medianoche y empezaba para mí una noche inolvidable. Cenamos, brindamos y cuando llegó el momento de empezar con la parte más romántica, nos fuimos a la habitación.
Entré al baño a cambiarme, ponerme la lencería que había comprado y darle una sorpresa a Antonio, pero cuando salí él había puesto una película en el DVD y estaba ensimismado.
Empecé a acariciarlo, pero ni caso me hizo y me pidió que como regalo de Año Nuevo lo dejara ver su película, un largometraje de tres horas que parecía interminable.
De tanto esperar a que acabara su película me quedé dormida y cuando me desperté Antonio estaba roncando. A la mañana siguiente le reclamé su indiferencia y lejos de reconocer su error, me pidió no ser tan exigente y comprender sus aficiones.