La es una enfermedad que puede acompañar al paciente toda su vida. Entre las soluciones que existen para tratarla podemos decir que la , en algunos casos, podría revertir este mal. Asimismo, la medicina es necesaria para controlarla, así como aprender a comer bien para que los tratamientos médicos surtan efecto y retrasen la posibilidad del deterioro de los órganos y funciones del cuerpo.

Hay 3 puntos clave para una alimentación adecuada: en primer lugar, mantener un horario disciplinado de comidas, esto permite al cuerpo responder de manera más eficiente y ordenada frente a la presencia de almidones como de las menestras o azúcares como de la fruta.

En segundo lugar, evitar toda forma de jugo, extracto, batido, cremas o purés, ya que esta modificación física del alimento permite que los azúcares lleguen muy rápido a la sangre generando picos de alta glicemia.

Finalmente, hacer ejercicio regularmente. Esta actividad es tan importante como la dieta para que el organismo distribuya mejor el azúcar en el cuerpo.

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