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Es un dicho muy conocido por todos el que la educación, los valores y cómo es uno viene del hogar donde se ha criado. Esto sin duda alguna es cierto, sin embargo, algunas familias prestan poca atención a lo que un niño pueda aprender de ellos. No se fijan en lo que dicen o hacen, sin tener en cuenta que el pequeño aprende al inicio imitando lo que ve o escucha.

 

En ese sentido hay que prestar mucha atención y tener cuidado con todo lo que se hace y sucede en casa. Desde la forma de hablar hasta los hábitos que uno tiene. Si nuestra dieta incluye pocos vegetales los hijos seguirán el mismo ejemplo y con el tiempo podrían padecer sobrepeso u obesidad. Igual si no hay por costumbre hacer alguna actividad física.

 

Por otra parte si leer es el pasatiempo del padre o madre y no es visto como un castigo los hijos podrán asimilar mejor esta actividad. Los libros abren la mente, brindan conocimientos, crean interrogantes en la cabeza de uno. En suma, hay que tratar de pasarle todo lo mejor de nosotros a los pequeños.

 

No hay que ver todo esto como una gran presión sino como la gran oportunidad de ser mejores como personas y darles lo mejor a nuestros hijos. Podemos cometer errores pero también está la posibilidad de reconocerlos y rectificar. Todo es posible si hay decisión y amor para hacerlo.

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