Una de las dificultades más frecuentes en la dieta del escolar es cuando no despiertan con apetito o no se les puede dar el tiempo necesario para que desayunen con calma. Esto puede convertirse en una rutina y, como consecuencia, la lonchera se transforma en el tiempo de comida que completa todo lo que no desayunó el menor.

Es posible que esto ocurra y, en circunstancias en las que ya se ensayó diferentes estrategias, la lonchera podría ser una comida más consistente que el desayuno, pero, no es lo ideal y tampoco es dable salir sin desayunar.

El apetito por las mañanas suele aparecer, al menos, una hora después de despertar, por tanto, hay que planificar los tiempos para dar espacio al hambre. Un desayuno debería incluir fruta fresca, una fuente proteica (huevo), cereal integral (avena en hojuelas) y, optativamente, un lácteo. En tanto, la lonchera puede incluir una fruta, un cereal y agua.

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