Los cambios de clima y la humedad suelen ser caldos de cultivo para la proliferación de virus y bacterias que causan enfermedades respiratorias como el resfrío común o la neumonía. Si nuestro sistema inmune está fortalecido la posibilidad de desarrollar enfermedades infecciosas disminuye. Lo que comemos influye mucho en nuestro sistema inmune por ello es importante tener en cuenta los nutrientes y alimentos que no deben faltar para mantenerlo fortalecido.
De forma general debemos partir por una dieta variada y balanceada donde predominen las verduras frescas, se reduzcan las grasas de origen animal, se incremente el pescado graso y se eviten los alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos. Es fundamental mantener un peso normal y practicar actividad física regularmente. No tomar en cuenta esto es como seguir solo la mitad de las medidas preventivas.
Finalmente aseguremos la ingesta de fibra, vitaminas y minerales incluyendo a diario ensaladas y tres unidades de fruta natural entera.
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