Además del distanciamiento social, el uso de mascarilla y el frecuente lavado de manos, la Organización Mundial de la Salud ha resaltado la importancia de la correcta ventilación de los espacios cerrados para evitar la propagación del COVID-19. Según la OMS, con tan solo respirar y hablar se expulsan gotículas muy pequeñas que pueden quedar flotando en el aire durante horas, las cuales son capaces de contener el virus.
Ahora que la cuarentena en Lima ha sido levantada con ciertas restricciones, se espera que cada vez más personas salgan de sus viviendas para acudir a sus centros de trabajo y para hacer las compras. Sin embargo, es vital que no se descuiden todas las medidas de prevención, especialmente dentro de casa, el lugar en el que más conviven todos los miembros de la familia.
Lugares que más debe prestar atención
Para Jorge Samamé, epidemiólogo y director de investigación y laboratorio del Instituto Carrión, los comedores, salas y dormitorios son las áreas que más ventilación necesitan, ya que son el centro de reunión de toda la familia. En estos ambientes se conversa, se comparte alimentos y se duerme.
¿Cómo ventilar estos espacios de manera correcta?
Lo principal, y más sencillo, es abrir las ventanas de distintos puntos opuestos para favorecer la generación de corrientes de aire, a esto se le conoce como ventilación cruzada. Ahora que hay calor, es perfecto porque refresca las viviendas y evita que se aloje cualquier agente que podría causar daño.
Tenga en cuenta que esta acción la debe realizar dos veces por cada hora durante 5 a 10 minutos, dependiendo también del tamaño de la habitación y de la ventana.
Si la habitación no tiene ventanas, entonces coloque un ventilador, extractor o un dispositivo similar que permita el flujo del aire. Este debe estar situado en la entrada del área y encendido durante, al menos, media hora para ventilar el ambiente.
Ojo al dato
Con una correcta ventilación no solo se reducen las posibilidades de contagio de COVID-19, también se evitan otras enfermedades como Influenza A y B (gripe), parainfluenza 1,2,3 y 4 (Crup en niños, enfermedad Laringotraqueobronquitis y neumonía); y parotiditis (papera).