La criopreservación es el proceso en el cual las células o tejidos son congelados a temperaturas extremas para disminuir sus funciones vitales y poderlas mantener en condiciones de vida suspendida por tiempo prolongado.
La criopreservación es el proceso en el cual las células o tejidos son congelados a temperaturas extremas para disminuir sus funciones vitales y poderlas mantener en condiciones de vida suspendida por tiempo prolongado.

Es sabido que la fertilidad de la mujer tiene un periodo límite. A medida que pasas los años, la calidad ovárica disminuye y las posibilidades de lograr un embarazo bajan. Sin embargo, hoy en día existen técnicas que permiten a las mujeres conservar sus óvulos por tiempo indefinido y así lograr la ansiada maternidad en el momento que lo deseen, sin el temor de estar corriendo contra el reloj.

Una de estas técnicas es la criopreservación, un proceso en el cual las células o tejidos son congelados a temperaturas extremas para disminuir sus funciones vitales y poderlas mantener en condiciones de vida suspendida por tiempo prolongado. Gracias a la criopreservación, muchas parejas tienen la posibilidad de guardar sus óvulos y espermatozoides hasta el momento en que deseen convertirse en padres mediante técnicas como la Fecundación in Vitro (FIV).

Congelados en el tiempo

En la actualidad, existen dos técnicas de criopreservación: la llamada Congelación lenta y la Vitrificación. Cada una de ellas tiene sus características y particularidades.

Hasta hace poco, la Congelación lenta era la técnica más empleada para la preservación de ovocitos. Sin embargo, las tasas de supervivencia de los gametos con este método eran muy bajas debido a que inducía a la formación de cristales de hielo al interior de los óvulos, dañando sus estructuras. Con ello, la posibilidad de lograr un embarazo, utilizando esos ovocitos, se reducía al máximo.

La llegada de la Vitrificación lo cambió todo. Se trata de una técnica de criopreservación ultrarrápida, basada en el uso de unas sustancias llamadas crioprotectores (que protegen las células) y una velocidad de enfriamiento muy elevada. La técnica lo que hace es retirar el agua intracelular del ovocito para evitar que con el congelamiento se formen cristales y se dañe su estructura. Gracias a este método, los óvulos pueden preservarse saludables y jóvenes por mucho tiempo.

“Antes de iniciar la vitrificación se debe estimular los ovarios a fin de obtener la mayor cantidad de óvulos maduros. En el laboratorio, estos se colocan en un tanque de nitrógeno líquido a menos 196 grados centígrados bajo cero. A esa temperatura, el gameto entra en un estado de vida inanimada o suspendida”, refiere el Dr. Álvaro Ascenzo Aparicio, ginecólogo y experto en fertilidad asistida de la Clínica Miraflores.

Según el especialista, la edad ideal para beneficiarse con este procedimiento está entre los 30 y 35 años. Sin embargo, es importante que las mujeres a partir de los 25 años empiecen a revisar la salud de sus ovarios a través de la prueba de Hormona Antimulleriana, que permite medir si la reserva ovárica es alta o baja.

Según datos de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (Red Lara), en el año 2014 se realizaron 433 vitrificaciones de óvulos en nuestro país. Para el 2017, la cifra alcanzó 976, es decir un 125% más respecto al 2014.
Según datos de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (Red Lara), en el año 2014 se realizaron 433 vitrificaciones de óvulos en nuestro país. Para el 2017, la cifra alcanzó 976, es decir un 125% más respecto al 2014.

Demanda

La vitrificación se ha convertido en toda una revolución en el campo de la medicina reproductiva. A medida que se retrasa la edad para tener hijos, el número de mujeres que desea preservar sus óvulos sanos sigue creciendo. En el Perú, la demanda de este servicio se ha duplicado desde el 2014, lo que refleja una tendencia cada vez mayor entre las mujeres por retrasar su maternidad.

Según datos de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (Red Lara), ese año se realizaron 433 vitrificaciones de óvulos en nuestro país. Para el 2017, la cifra alcanzó 976, es decir un 125% más respecto al 2014, siendo la estadística más reciente de la que se dispone (con datos de doce centros de fertilidad).